Una pantalla contra el olvido: Tecnología para revivir la mente y la salud cognitiva
La tecnología puede ser una herramienta valiosa para los adultos mayores, mejorando su calidad de vida al facilitar la comunicación, el acceso a la información y la atención médica, y promoviendo su independencia y bienestar social. Sin embargo, también existen desafíos como la brecha digital, la falta de familiaridad con la tecnología y la necesidad de dispositivos y plataformas adaptados.
Elena, a sus 78 años, sentía cómo los colores de su mundo se iban desvaneciendo lentamente. No era la vista; sus ojos, con la ayuda de unas gafas gruesas, todavía podían distinguir los pétalos de las buganvillas que trepaban por su patio. El problema era la memoria, esa niebla sutil pero persistente que envolvía sus pensamientos, haciéndole olvidar nombres, fechas y, lo que más le dolía, la alegría de sus pasiones.
Viuda desde hacía una década, sus días transcurrían en una rutina silenciosa. Su jardín, antes un tapiz vibrante de flores y hortalizas, ahora mostraba signos de abandono. Las recetas que sabía de memoria se habían vuelto un laberinto de pasos confusos. El miedo a un diagnóstico más severo, a la palabra "demencia" que su médico había mencionado con cautela, la estaba aislando del mundo.
Un fin de semana, su nieta Sofía llegó con un regalo inesperado: una tableta.
"Abuela, esto es para ti", dijo con una sonrisa radiante.
Elena la miró con escepticismo. "Ay, mi niña, yo ya no estoy para estas modernidades. ¿Para qué quiero yo esa pantalla?".
"No es solo una pantalla, abuela. Es una ventana", insistió Sofía con paciencia. Durante toda la tarde, le enseñó los conceptos básicos: cómo encenderla, tocar los iconos y, lo más importante, cómo conectarse. Le instaló varias aplicaciones cuidadosamente seleccionadas.
La primera fue una de entrenamiento cerebral. Al principio, Elena se sentía frustrada. Los juegos de memoria le parecían imposibles y los rompecabezas de lógica, un galimatías. Pero Sofía la animó a dedicarle solo 15 minutos cada mañana. "Como un crucigrama, pero con colores", le decía. Poco a poco, Elena empezó a notar pequeños cambios. Recordó el nombre del actor de una película antigua. Pudo seguir la lista de la compra sin tener que revisarla tres veces. Esos pequeños triunfos eran como destellos de luz en la niebla.
Luego, Sofía le mostró una aplicación de dibujo y pintura digital. Los dedos de Elena, algo torpes por la artritis, temblaron sobre la pantalla. Pero aquí no había pinceles que limpiar ni lienzos que estropear. Podía deshacer un trazo con un toque, elegir entre cientos de colores y ampliar la imagen para perfeccionar los detalles. Empezó recreando las flores de su jardín, las mismas que ya no podía cuidar como antes. Su primera creación fue una buganvilla digital, con un fucsia tan intenso que parecía real. Por primera vez en años, sintió la emoción de crear algo hermoso.
La verdadera revolución llegó con las videollamadas. Ver los rostros de sus hijos y nietos, que vivían en otras ciudades, la llenó de una calidez que el teléfono no podía transmitir. Se reía a carcajadas con las ocurrencias de sus bisnietos y hasta participaba en las celebraciones de cumpleaños a distancia. La soledad, esa pesada compañera, comenzó a aligerarse.
Animada por sus progresos, exploró más. Encontró un foro en línea para aficionados a la jardinería. Aunque al principio le daba vergüenza escribir, pronto estaba compartiendo fotos de sus pinturas de flores y pidiendo consejos sobre cómo revivir una orquídea. Otros miembros, muchos de su edad, le respondían con amabilidad, compartiendo sus propios trucos y experiencias. Creó una nueva comunidad sin salir de su salón.
Seis meses después de la llegada de la tableta, la familia se reunió en casa de Elena para celebrar su cumpleaños. El ambiente era diferente. Elena no era una espectadora silenciosa en su propia fiesta; era el centro vibrante de la conversación. Recordaba anécdotas, preguntaba con interés por los proyectos de todos y se reía con ganas.
En un momento dado, con un brillo de orgullo en los ojos, tomó su tableta y la conectó al televisor. En la gran pantalla apareció una galería de arte digital: girasoles dorados, hibiscos delicados, rosas de un rojo profundo.
"Este es mi nuevo jardín", anunció a una familia boquiabierta y emocionada. "No necesita agua, solo un poco de memoria... y la he estado entrenando".
Elena no había encontrado una cura milagrosa para el envejecimiento, pero había descubierto una herramienta poderosa. La tecnología no era un artilugio frío y ajeno, sino un puente que la reconectaba con sus pasiones, con su familia y, lo más importante, consigo misma. Su mundo no solo había dejado de desvanecerse, sino que ahora florecía con nuevos colores, formas y posibilidades que nunca imaginó, todo gracias a la ventana mágica de su jardín digital. La niebla no se había ido del todo, pero ahora Elena sabía cómo navegarla, armada con la confianza y la agilidad mental que le había devuelto su nueva aliada.
El uso cotidiano de tecnología digital por parte de adultos mayores se asocia con una mejor salud cognitiva y un menor riesgo de demencia, según un análisis reciente de decenas de estudios científicos. Este hallazgo, publicado en Nature Human Behavior, desafía la percepción extendida de que la tecnología perjudica la mente, especialmente en un contexto donde los efectos negativos de los dispositivos electrónicos en jóvenes han generado preocupación. Sin embargo, la evidencia indica que, para quienes superan los 50 años, la tecnologia puede convertirse en una aliada inesperada del cerebro.
El análisis, citado en un artículo por The New York Times, revisó 57 estudios con la participación de más de 411.000 personas mayores (edad promedio: 69 años) y encontró que cerca del 90% de las investigaciones reportaron un efecto protector de la tecnología digital sobre la función cognitiva. Los adultos mayores que utilizaban ordenadores, teléfonos inteligentes, internet o una combinación de estos dispositivos obtuvieron mejores resultados en pruebas cognitivas y presentaron tasas más bajas de deterioro mental o diagnóstico de demencia, en comparación con quienes evitaban o usaban menos la tecnología.
10 de Agosto 2025